La contabilidad se ocupa principalmente de medir, registrar, clasificar, consolidar y revelar las diferentes transacciones que realiza un ente económico, con el propósito de comunicar a clientes internos y externos la situación financiera de la entidad a una fecha determinada o dentro de un plazo de tiempo establecido.
En este sentido la contabilidad es un proceso sistemático que debe estar revestido de una gran credibilidad; cuando se emiten los estados financieros de cualquier entidad estos se presumen fidedignos y con la firma del contador público se certifica que son fehacientes y que reflejan adecuadamente la situación financiera de la entidad y fueron tomados de sus libros de contabilidad. El contador da fe pública.
Lo anterior obliga al contador público a ser muy cuidadoso en el desarrollo de sus funciones y a asegurar la integridad de la información contable que soporta las aseveraciones contenidas en los estados financieros, de tal manera que en su preparación debe considerar todas las operaciones y transacciones realizadas por un ente económico.
Como consecuencia del desarrollo de sus negocios en distintas monedas cada vez más empresas estructuran estrategias para administrar los riesgos financieros especialmente el riesgo de tasa de cambio mediante la implementación de coberturas financieras que se materializan a través de convenir operaciones forward en el mercado mostrador.
Las Normas internacionales de información financiera – NIIF – tanto en los estándares de NIIF para pymes como en los NIIF plenas establecen que estas operaciones deben ser medidas a valor razonable y con corte cada vez que la empresa realice cierres contables, en el caso Colombiano está medición debe realizarse por lo menos al cierre contable de cada mes; es de anotar que las entidades financieras vigiladas por la Superintendencia Financiera de Colombia deben realizar la medición y valoración de estas operaciones diariamente.
No obstante, lo anterior, algunos profesionales de la contaduría pública han decidido sólo registrar estas operaciones en la fecha de su cumplimiento, desconociendo de esta manera la cuantificación de los derechos y obligaciones inmersas en estos contratos, así como de las utilidades o pérdidas que sufre cada operación durante su vigencia, y en el caso de las coberturas financieras, dejando a la entidad sujeta al riesgo contable.
Esto genera que la información contable sea inexacta, donde además los estados financieros podrían reflejar utilidades o pérdidas no reales, así como determinar dividendos que no corresponden o indicadores financieros de eficiencia que no se ajustan a la realidad de sus finanzas. En otras palabras sin la contabilidad de estas operaciones los estados financieros de las empresas no presentan de manera razonable su situación financiera.
Oscar Galvez G.
Gerente Financiero